Después de la ocupación militar de la Araucanía, entre 1862 y 1883, el
Estado chileno procedió a incorporarla a la soberanía nacional, a la dictadura,
mediante su poblamiento. Esta incorporación tuvo, como primer efecto, el de
transformar a los Mapuche en una minoría étnica y significó, para ellos, el
saqueo de su ganado -hasta entonces base de su economía- y la usurpación de la
mejor y mayor parte de sus tierras, que condujo a la división de las
comunidades indígenas, iniciándose un conflicto que se prolonga hasta hoy.
Con esta ocupación, los Mapuche dejan de ser un pueblo independiente para
transformarse en una minoría étnico-nacional oprimida y colonizada; es decir saqueado
materialmente, explotado, marginalizado y discriminado socialmente como grupo
étnico.
Para el país, la solución del "problema indígena" –o sea, del
problema que representa para la nación chilena una población colonizada, étnicamente
distinta- es, obviamente, la "integración nacional".
Pero
esto no solo ocurre con la etnia mapuche, anteriormente ya se han aniquilado casi
por completo al resto de pueblos nativos, des del norte hasta el sur, tras la llegada de los españoles a América del Sur.
En 1922 se desarrolla una nueva idea sobre el asunto mapuche. Con el retorno a
la democracia se tramita una ley indígena, con la que se logra llegar a
consenso respecto a uno de los asuntos fundamentales: la defensa de las tierras
aborígenes que no podían ser vendidas a personas no indígenas.
Pero esa no fue la solución final.
A finales del siglo XX se desencadenó un nuevo conflicto entre los mapuche y
las empresas forestales, debido a que los bosques de plantaciones de pino y eucaliptos,
crecen tupidos y nada se desarrolla junto a ellos.
Según estas empresas, las
comunidades de los alrededores no obtienen beneficios de estos y provocan el
deterioro económico y ecológico de los territorios.
Pero el problema está en que, la verdadera finalidad de estas industrias es
la de destrozar miles de hectáreas de tierra virgen, ya sea para construir o
para conseguir más materias primeras.
Otro conflicto pendiente, y muy
actual, es el de este grupo étnico con la empresa Repsol-YPF, un tema bastante
oculto y difícil de explicar.
A diferencia de anteriores y
múltiples conflictos entre mapuches y petroleras, en este caso el peso
emblemático es más fuerte, ya que pone en duda, de nuevo, la palabra del
gobierno de proteger los derechos ancestrales de los pueblos originarios.
Todo esto ha provocado, en los
últimos años, cantidad de movimientos y protestas de todos aquellos que luchan por la
identidad de sus raíces. Este asunto se ha dado a
conocer internacionalmente para poder recibir y dar ayuda a todos esos pueblos
que han pasado o están pasando actualmente por conflictos de ese calibre.
Así que podríamos decir que Chile, en medio de su modernidad, en cuanto a otros países latinos respecta, tiene en la cuestión mapuche una “asignatura pendiente”.
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